Planta de Apio

El apio (Apium graveolens) es una planta aromática con muchos usos medicinales, de hecho en la cultura china se cultiva como planta curativa desde la antigüedad, y hay referencias de similares usos en la cultura griega y romana. Pero también es una verdura muy utilizada en la cocina, sobre todo por aportar un excelente aroma a guisos, estofados, sopas y cremas, siendo uno de los ingredientes básicos de los fondos o caldos que usamos para cocinar.
El apio de cultivo, en sus muchas variedades, procede del apio silvestre, una planta umbelífera, de la familia del perejil y el hinojo, y crece de forma espontánea en las zonas pantanosas del norte de Europa. Tiene un alto contenido en agua y propiedades diuréticas apreciables, sobre todo por su contenido en asparragina. Además aporta potasio y sodio, y vitaminas del grupo B y C. Su contenido en aceites esenciales, como el limoneno y selineno, justifican su uso en cocina.
Se utilizan normalmente los tallos, los brotes tiernos y las hojas, ya sea crudo en ensaladas o cocido en guisos y caldos, a los que aporta un extraordinario aroma un tanto anisado, debido a su contenido en aceites aromáticos ya mencionados. Sus semillas se usan sobre todo para hacer infusiones medicinales que tienen virtudes diuréticas.
Ya sea en infusión como en crudo, en ensaladas o licuado en zumos, es una planta con propiedades diuréticas y antioxidantes y depurativas, ideal como regulador intestinal, digestivo y antibacteriano, así como indicado en problemas de hipertensión, reumatismo y gota, e incluso ayudando a reducir el colesterol. Razones de más para no dejar de disfrutar es esta maravillosa planta en nuestra cocina, como en las recetas que os muestro a continuación.

Se llena una caja con compost y se empapa de agua. Sobre él se ponen las semillas esparcidas con poca densidad y sobre las semillas se agrega otra capa delgada de compost. Se guardan los cajones en interior, a una temperatura de 16 °C, tapados con un vidrio o con papel de diario (periódico). Es muy importante que el compost este en todo momento húmedo, lo mejor es regarlo con un rociador si es que se tiene. 
Cuando aparezca el primer par de hojas (cotiledones) se sacan las plantitas del cajón  y se llevan a otro cajón lleno de compost (para darles más espacio) donde se ponen con cuidado a unos 5 cm de separación.  Lo ideal es dejar los cajones algunas horas del día fuera de la casa o invernadero para que la planta se vaya endureciendo con el aire. No olvidar de que las pequeñas plantas deben estar siempre húmedas.

Cuando estemos seguros de que no habrán más heladas, podemos trasplantar los apios al exterior. Se plantan en zanjas distanciadas por 30 cm una planta de la otra. La zanja debe tener unos 38 cm de ancho y 30 cm de profundidad. Si se planta más de una zanja hay que dejar un buen espacio entre éstas.



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