Hormiga Bala

Paraponera (del griego ponerina, "dolor") es un género de hormigas compuesto por una sola especie, Paraponera clavata de potente y dolorosa picadura. Mayor que la de cualquier otro Hymenoptera, el dolor de su picadura es 30 veces mayor al de una abeja o una avispa, y aquellos que han sufrido esta picadura aseguran la analogía de la misma con el disparo de una bala. Varios de sus nombres comunes hacen alusión a esta particularidad.

Hay, incluso, una tribu amazónica que realiza un ritual con estas hormigas: en una especie de guantes, elaborados rústicamente, se pegan miles de hormigas bala, muchas veces con savia de árbol. Los hombres y mujeres de la tribu se colocan esos guantes, y deben tolerar las picaduras por aproximadamente diez minutos. Este ritual se hace para señalar el paso de la niñez a la adultez. Es sumamente doloroso y es común que la gente se desmaye en medio del proceso.

Habita en bosques lluviosos de baja altitud, desde el Amazonas hasta la costa atlántica de Costa Rica y Nicaragua.Son hormigas de rasgos y comportamientos primitivos. Las obreras miden entre 22 y 28 mm de longitud y las reinas son algo más grandes. Las colonias se componen de varios cientos de individuos y por lo general deambulan por los troncos de los árboles y la vegetación muerta en pequeños grupos.
Desde el punto de vista de salud pública, se considera como peligroso el veneno de la hormiga Paraponera clavata (isula). En este veneno se ha encontrado un factor hemolítico directo, además de factores procoagulantes, no se ha determinado aún el componente que origina la acción neurotóxica asociada a este veneno. Como consecuencia de las picaduras se produce eritema y edema local, ocasionalmente acompañada de fenómenos sistémicos (escalofríos, sudoración y taquicardia), parálisis respiratoria e insensibilidad del miembro afectado. El tratamiento es sólo sintomático, con analgésico. En caso de un choque anafiláctico, el manejo es similar al de la picadura de abejas.1

Su nombre hace referencia a lo agonizante de su picadura, descrita como similar al disparo de una bala. Quienes han sufrido esta experiencia aseguran que el dolor se siente en todo el cuerpo y uno comienza a sudar y templar. El ritmo cardiaco se acelera y, si fuiste picado más de una vez, es probable que pierdas la conciencia.

Al igual que la abeja, la hormiga bala únicamente libera su veneno al sentirse amenazada. Normalmente, solo un centenar de hormigas ocupan los nidos, los cuales se encuentran en la base de los árboles. La reina es mucho más grande que las trabajadoras, las cuales miden entre 20mm y 30mm de longitud y son las más grandes de entre las hormigas. Su apariencia se asemeja al de una avispa sin alas, con un color negro-rojizo. 

Los miembros de la tribu Satere-Mawe en Brasil, emplean a estos amenazantes artrópodos en un ritual para marcar el paso a la adultez. Los niños adolescentes deben portar guantes llenos de hormigas bala y guardar la compostura mientras experimentan terrible dolor. 

A pesar de ser extremadamente potente, el veneno de la hormiga bala no es mortal. Al cabo de 24 horas, su ingrediente activo, llamado poneratoxina, abandona el cuerpo. Puesto que casi no contiene alérgenos, el peligro de una reacción histamínica es bajo. Se estima que 2, 250 picaduras serían necesarias para matar a una persona de 74Kg

Aparte del color, la picadura tiene más consecuencias entre las que destacan una fiebre que puede durar tres días o la necrosis de la zona afectada. Otros signos y síntomas son los intensos dolores en la zona afectada, inflamación, temblores, sudoración, nauseas, el aumento de la temperatura y paralisis. Una segunda picadura puede ser capaz de causar un shock anafiláctico mortal, algo que no parece preocuparles a la tribu de Sateré-Mawé. Los Sateré-Mawé son una tribu de las selvas de la Amazonia que tiene un peculiar rito de valentía. En el ritual, un joven debe introducir la mano en un guante lleno de paraponeras. Si supera la prueba, el joven se convertirá en un guerrero. El inconveniente es que debe recibir la nada despreciable cantidad de 20 picaduras.

Los indígenas han usado estas hormigas como tratamiento para el reumatismo y afecciones similares durante siglos. Como curiosidad, las mandíbulas de la hormiga sirven como sutura, cerrando la herida, mientras que la saliva inflama la piel y la sellan herméticamente.




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